Mondiacult 2025 reafirmó la cultura como bien público y derecho humano
Ministros de Cultura aprueban un compromiso mundial por los derechos culturales, la paz y la sostenibilidad para la agenda post-2030. La Declaración de Barcelona, aprobada en Mondiacult 2025, enfatiza los derechos culturales y hace un llamado urgente a incluir la cultura entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Se dirá, escribirá, estudiará y compartirá mucho sobre la III Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible (Mondiacult), realizada en Barcelona, Cataluña, España, entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre de 2025. Con la participación de 163 países, incluyendo la presencia de 118 ministros y viceministros y cerca de 2.500 participantes, esta fue la tercera edición de Mondiacult organizada por la UNESCO. Las dos anteriores se celebraron en México, en 1982 y 2022. La primera es considerada como fundacional del concepto de política cultural que todavía hoy adoptan la mayoría de los países del mundo, y que repercutió incluso en la creación del Ministerio de Cultura de Brasil en 1982. Luego, cuarenta años después, nuevamente en la Ciudad de México, una nueva edición afirmó la cultura como bien público global.
Realizada por primera vez en un país europeo, Mondiacult 2025 fue inaugurada por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, con un discurso fuertemente político en defensa de la paz y del multilateralismo. La mención a la presencia de una delegación de Palestina fue intensamente aplaudida por un auditorio de alrededor de 2.000 personas que llenaban el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB). La cultura de paz emergió como uno de los temas centrales de los debates de la cumbre, reflejando el posicionamiento de la comunidad internacional contra el genocidio del pueblo palestino. Los Estados Unidos e Israel fueron las ausencias esperadas de esta edición de Mondiacult.
Derechos culturales en el centro del debate
El sentido general de la Declaración de Barcelona, documento final de la conferencia, es la posición de la cultura como vector de cambio y transformación frente a los múltiples desafíos de una época de crisis.
Del texto surge una mayor centralidad de los derechos culturales, en contraste con el enfoque más económico que caracterizó la declaración de Mondiacult 2022 en México. Sin embargo, se reafirma la comprensión de la cultura como bien público global, y la necesidad urgente de incluirla como uno de los ODS en la siguiente etapa de la Agenda 2030.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, subrayó la importancia de esta meta:
“Deseo de todo corazón que pueda haber un objetivo específico de cultura en la agenda post-2030 de la comunidad internacional. Estos compromisos que acaban de aprobar marcan un rumbo, reafirmando que la cultura es un bien público mundial, una forma de resistencia y un lenguaje común para reconstruir la confianza entre los pueblos. Un llamado a que la cultura sea una herramienta de cohesión, reconstrucción, dignidad y prosperidad.”
Brasil tuvo una presencia destacada
La delegación brasileña, encabezada por la ministra de Cultura Margareth Menezes, tuvo una participación relevante en Mondiacult, en sintonía con el creciente protagonismo de la diplomacia cultural brasileña en los foros internacionales, como las últimas cumbres del G20 y los BRICS.
Entre las iniciativas lideradas por Brasil se destacó por su alto nivel la reunión del Grupo de Amigos para la Acción Climática en Cultura, presidida por el país, que reunió a unos 40 países y reafirmó compromisos sobre la relación entre cultura y medio ambiente, como la defensa de la diversidad cultural y ambiental, las lenguas indígenas y el patrimonio cultural inmaterial de pueblos y comunidades tradicionales.
En una entrevista con el diario español El País, la ministra Menezes se pronunció sobre la regulación de los contenidos culturales en el entorno digital:
“Regular la Inteligencia Artificial es fundamental. El avance de la tecnología forma parte de la evolución de la modernidad, pero debe realizarse respetando los derechos de los creadores y de quienes producen arte y cultura en el ámbito digital. Tenemos el desafío de garantizar derechos en este nuevo escenario y, al mismo tiempo, preservar la memoria y los saberes tradicionales.”
Fuerte presencia de la sociedad civil
La gran novedad de esta edición de Mondiacult fue la intensa, vibrante y relevante participación de la sociedad civil, a través de espacios como Ágora Cívica, Cultura y Ciudadanía, Ameroibérica y Culturópolis, que convirtieron el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) en una especie de “Foro Social Mundial de la Cultura”. Estos encuentros impulsaron muchos de los temas que se reflejan en la Declaración de Barcelona.
Entre los documentos paralelos se encuentra el “Manifiesto del Laboratorio Nómada”, elaborado de forma colectiva por más de 60 activistas, gestores, investigadores y articuladores culturales de diversos países iberoamericanos.
Durante los últimos seis meses, el proceso incluyó encuentros híbridos en Ciudad de México, Santiago de Chile, Montevideo, Río de Janeiro, Salvador, Buenos Aires y Bogotá, culminando con la presentación del documento final en Barcelona durante la jornada “Améroibérica ante Mondiacult: Caminatas compartidas desde América Latina”.
Entre los firmantes se encuentran nombres como George Yúdice (EE.UU.), Thomas Peters (Chile), Paola de la Vega (Ecuador), Víctor Vich y Gloria Lescano (Perú), Ángel Mestres (Barcelona), Emiliano Fuentes Firmani (Argentina), Jorge Melguizo (Colombia) y Luisa Velázquez (México). Desde Brasil participan Albino Rubim, Alexandre Barbalho, Lia Calabre y Luana Vilutis.
El documento sostiene que:
“La propuesta de políticas culturales y de desarrollo, incluso con el adjetivo ‘sostenible’, se reduce a una perspectiva económica y a una lógica de mercado. Articular políticas culturales con economías solidarias, finanzas comunitarias, autogestión y nuevas formas de gobernanza territorial en armonía con la Madre Tierra abre la posibilidad de desarrollar estrategias de reencantamiento de la vida que fortalezcan los lazos con la tierra, la dimensión espiritual y la diversidad cultural como bases para futuros más justos y plurales.”
Al cerrar Mondiacult 2025, el ministro de Cultura de España, Ernest Urtasun, expresó:
“El pintor Antoni Tàpies decía que la cultura no cambia el mundo, pero puede cambiar a las personas que lo transformarán. Ese es el poder transformador que defendemos: una cultura que despierta conciencias, que inspira a la acción y cultiva la semilla de grandes transformaciones colectivas. Que la declaración aprobada se convierta en realidad.”


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