¿Cuáles fueron los sucesos más relevantes de la Gestión Cultural en 2019?
Queridas y queridos lectores de RGC, estamos finalizando el último año de la década del bicentenario de la patria con los últimos alientos, pero con mucha esperanza y entusiasmo por el comienzo de lo que se viene.
Para nosotres, este tramo final del macrismo ha sido especialmente difícil y desafiante en el contexto de crisis extrema que atraviesa nuestra sociedad. Pero de cabezas duras que somos nos la jugamos por lo que queremos y creemos necesario, por eso con mucho esfuerzo completamos un ambicioso plan editorial que nos permitió festejar nuestros 10 años con 8 títulos nuevos para aportar al debate de la Gestión Cultural. Publicamos también más de 20 notas en nuestro nuevo espacio de revista virtual, que con miles de visitas posibilitó un intercambio más dinámico entre autoras, autores y el público. A todes ustedes, gracias por la confianza y el compromiso de acompañarnos.
La última etapa del año, con los nuevos aires que soplan, ayuda a reponer energías y redoblar apuestas; creemos que los tiempos que vienen serán mejores, sencillamente no tenemos más opción que ser mejores. El desafío es aportar a una sociedad más igualitaria donde las políticas culturales construyan identidades más solidarias frente al neoliberalismo. Esperamos puedan acompañarnos y que juntes podamos trabajar para que en nuestro país tengamos finalmente una democracia cultural inclusiva que nos permita ejercitar plenamente nuestros derechos culturales.
Por lo pronto, y como ya es tradición, les invitamos a que nos acompañen a revisar, y ampliar por supuesto, los hechos más relevantes de la Gestión Cultural en 2019.
Sin dudas el hecho más importante para señalar es uno de los más recientes, y probablemente de los más esperados. Desde el 10 de diciembre de 2019 Argentina vuelve a tener Ministerio de Cultura. Luego de la jibarización y vaciamiento producidos por la gestión macrista, el gobierno nacional vuelve a tener una cartera dedicada íntegramente a la cultura, incorporando también a su estructura el Centro Cultural Kirchner y Tecnópolis. Para tal tarea fue designado el cineasta Tristán Bauer, un gran realizador argentino que entendemos posee la capacidad de articulación política necesaria para la reconstrucción de la “Tierra Arrasada” que el macrismo nos dejó, Muestra de esa capacidad de articulación es el nombramiento de las personas que serán sus principales colaboradores, les secretaries: Maximiliano Uceda (Gestión Cultural); Lucrecia Cardoso (Desarrollo Cultural); Valeria Gonzalez (Patrimonio Cultural); Luis Puenzo (INCAA); Verónica Fiorito y Martín Bonavetti (Centro Cultural Kirchner) y a Ricardo “el Negro” Ferraro y María Rosenfeldt (Tecnópolis). Como acto de lanzamiento de la nueva gestión, el ministro convocó a un encuentro en el Centro Cultural Kirchner, cuya sala principal se vió desbordada de artistas y trabajadores y trabajadoras de la cultura. El acto sirvió para presentar a les secretaries y algunas de las ideas rectoras de la gestión que el ministro pretende desarrollar, sobre ellas llamó la atención cierto anacronismo de algunas de las definiciones usadas, como por ejemplo la idea de “la cultura como cultivo de la tierra, del espíritu”, y la falta de definición en cuanto a las designaciones de áreas claves de la cartera, como por ejemplo el Instituto Nacional del Teatro, el Teatro Nacional Cervantes, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares y la Biblioteca Nacional, o lo que es aún más importante, la aparente continuidad de Teresa de Anchorena al frente de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos. Esperamos que los recientes dichos del presidente Alberto Fernández sobre el estado en el que encontró la Casa Rosada (que es monumento histórico nacional) puedan marcar una línea clara sobre qué hacer al respecto del recambio de las autoridades de dicha comisión. También tenemos la esperanza que la resolución de estos temas siga el camino de la designación de les secretaries, a quienes respetamos profundamente por sus trayectorias profesionales y militantes, y con quienes nos unen lazos generacionales y de luchas compartidas. Entendemos también que cierto aggiornamiento del lenguaje vendrá acompañado de la puesta en marcha del plan integral de gestión de la cartera en el que el colectivo que acompañará al ministro aportará toda su experiencia, capacidad y compromiso.
Pero no todo son rosas en este cambio de escenario y ni todo cambio aparenta ser mejor. A contramano del ejemplo de Alberto Fernández, algunos cambios de gestión de importantes distritos han introducido variables en sus organigramas que suprimen o subsumen las áreas de cultura en los gabinetes. Tal es el caso del gobierno de Axel “Kicilove” en la Provincia de Buenos Aires y de Martín Llaryora en la Ciudad de Córdoba.
El caso cordobés es paradójico, porque la jerarquización del área realizada por el radicalismo 8 años antes resultó en una importante profesionalización de la Gestión Cultural municipal. No entraremos aquí en detalles sobre los alcances, límites y orientación de la política cultural desarrollada por la gestión Marchiaro, pero es justo reconocer la ampliación y consolidación de las políticas públicas desarrolladas, muchas de ellas ratificadas por ordenanzas municipales (algunas de las cuales serán destacadas en próximos hitos de nuestra lista), con lo cual, su rebaja a Subsecretaría dentro del ámbito de Educación deja un sabor amargo en la garganta, como el fernet sin coca ni hielo.
El caso bonaerense es tal vez distinto en sus sensaciones, porque para ser honestos, no hubo ninguna gestión anterior que pueda rescatarse, con excepción de la querida Cristina Álvarez Rodríguez, quién a comienzos de milenio como Subsecretaria de Cultura de la Dirección General de Cultura y Educación militó la jerarquización del área de cultura en el gobierno provincial y logró conducir un amplio debate que llevó a la sanción de la ley 13.056 que creaba el Instituto Cultural con rango ministerial. Luego de la puesta en marcha del Instituto, y de la salida de Álvarez Rodríguez del sector cultural, los varones que gestionaron la cartera: Alberto Hernández, Juan Carlos Damico y Jorge Telerman, tuvieron actuaciones deslucidas y no lograron estimular el sistema cultural provincial para que pudiera ser pilar del desarrollo de les bonaerenses. Menos aún puede decirse de la gestión del empresario macrista Alejandro “Conejo” Gomez al frente del secre/ministerio de gestión cultural, cuya gestión esperamos olvidar prontamente. Por eso tal vez la sensación sea diferente y parezca que no haya tanto que lamentar, aunque la realidad es diferente. La omisión de la cartera de cultura en el plan de gobierno bonaerense es un hecho importante, pero lo es aún más su naturalización. Esta editorial, que es profundamente bonaerense y fan kicilovista, lamenta mucho esta situación y pone su deseo en un pronto cambio de estatuto para la cartera. Sabemos que la estructura no necesariamente garantiza las políticas ni una buena gestión, tal como lo expliqué en esta nota en 2016, pero creemos que el reconocimiento de la cultura como herramienta para el desarrollo necesita un correlato en las áreas de gobierno para alcanzar su mayor potencia transformadora.
No podemos finalizar este hashtag sin haber hecho alguna mención al caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que para 2020 mantiene la estructura del Ministerio de Cultura y a su ministro, el gestor cultural Enrique Avogadro. Sin entrar en un análisis profundo sobre los problemas de la gestión macrista en la ciudad, muy bien explicados por el informe del Observatorio Universitario de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, hay que reconocer en Avogadro un gestor comprometido que no le esquiva el bulto al debate, y que ha trabajado por fortalecer la institucionalidad de algunas políticas culturales en la ciudad. Su permanencia en el cargo, que antes gestionaron Hernán Lombardi, Darío Lopérfido y Angel Malher; y que podrían codiciar nuevamente el doctrinador Lombardi o el empresario Gómez, recientemente refugiado en el directorio del Teatro Colón, es para nosotres y dentro de las posibilidades del PRO porteño, una buena noticia.
Algunos gestos y la aparición de nuevos espacios institucionales sirven para ilustrar que gran parte de las políticas culturales públicas no dependerán únicamente del Ministerio de Cultura. Son buenos augurios la creación de los ministerios de Vivienda y Hábitat, de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y Ambiente y Desarrollo Sustentable. También la reaparición de nuestras Madres de Plaza de Mayo y Abuelas en actos oficiales muestran que las políticas de memoria, identidad y justicia que supo llevar adelante el kirchnerismo volverán a tener un lugar destacado en la agenda política; también la reimplementación del Plan Nacional de Lectura en el Ministerio de Educación es una decisión a festejar.
El segundo punto de nuestra lista es, creemos desde RGC, el hecho cultural más relevante del año. En abril de 2019, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, y en un contexto de profunda crisis del sector editorial, Random House rompió todos los récords de venta con la publicación de Sinceramente, libro de memorias escrito por nuestra actual vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. El libro no solo fue un boom de ventas, con más de 600.000 ejemplares vendidos el primer mes, sino que también significó la vuelta a los escenarios de CFK y produjo un tsunami político cultural en Argentina. Tal es así que un mes después de su presentación en la Feria, Cristina twitteaba un video donde postulaba a su reencontrado amigo Alberto Fernández (y mentor de la idea del libro), como candidato a la presidencia, en una fórmula que, con ella como vicepresidenta, garantizaba la unidad del peronismo y la vuelta de un gobierno nacional y popular.
Si el año pasado mencionamos a la ola verde como uno de los puntos destacados, con la sanción de la Ley de Cupo Femenino en Festivales nos podemos dar el permiso de señalar que si hubo un sector que supo organizarse y resistir, en pleno auge del individualismo y la cultura meritocrática durante el gobierno cambiemita, esa fue la colectiva feminista. Se ha dicho y vale la pena recordarlo:
“Esta posibilidad de acción colectiva reparatoria es la herramienta más potente para la transformación, en este caso de una industria cultural despiadada que vulnera derechos y es la principal modeladora de conductas que configuran nuestras culturas políticas.”
A través de una gran nota de Mercedes Liska, que vale la pena destacar que fue la más leída del año en nuestro portal, ya en marzo la mesa que impulsaba la ley en cuestión expuso los modos de discriminación de género en la música, solo por tomar un ejemplo el informe da cuenta de que a partir del análisis de las grillas artísticas de los 46 festivales más representativos del país durante 2017-2018, sobre 1605 agrupaciones musicales que pasaron por esos escenarios, solo 160 fueron de mujeres o con alguna mujer en su conformación, algo tenía que cambiar, y así fue.
En mayo en la cámara de senadores, en noviembre en diputados y hace pocos días sancionada y reglamentada por el poder ejecutivo, la ley establece que en los eventos de música en vivo, así como cualquier actividad organizada de forma pública o privada que implique lucro comercial o no, y que para su desarrollo convoquen un mínimo de tres artistas o agrupaciones musicales en una o más jornadas, ciclos o programaciones anuales, deben contar en su grilla con la presencia de un mínimo del 30 por ciento artistas femeninas.
Este hashtag es complejo y, afortunadamente, muy variado. El año que pasó fue muy rico en lo que respecta a procesos organizativos diversos, intentaremos mencionar algunos de ellos, que conocemos y seguimos con atención, pero seguramente aquí vuestra colaboración será de gran ayuda para enriquecer nuestra lista.
El primero de los procesos que queremos mencionar, por alcance, amplitud y proponer el hashtag del punto, es la creación de la Plataforma Federal de Cultura, un espacio en red donde trabajadores y trabajadoras de la cultura de todo el país se dieron cita con el fin de discutir algunas líneas orientativas para las políticas culturales del gobierno que está comenzando. Con dos encuentros realizados en septiembre y octubre, uno en la Ciudad Autónoma de Buenos Aire y otro en la ciudad de Córdoba, la plataforma produjo importantes aportes para la democratización y federalización de las políticas culturales. En la misma línea, pero a escala distrital, se realizó en septiembre el Encuentro y Foro de Cultura de la Ciudad (ENFOCA) en el que decenas de colectivos, organizaciones y artistas dieron forma a un documento con 100 propuestas para las políticas culturales porteñas. También la plataforma PCN 2020, impulsada por grandes maestros como el querido Ricardo Santillán Güemes, género algunos encuentros de debate sobre los desafíos para las políticas culturales que vienen, el primero de ellos en Sociales de la UBA con presencia del ahora ministro de cultura,Tristán Bauer, cuyo testimonio se puede ver acá; y el Grupo Barolo que produjo un interesante documento para pensar los ejes programáticos sobre economía de la cultura en el país.
La creación de la Asociación Profesional de Productores Ejecutivos de las Artes Escénicas (APPEAE) es otro de los hitos importantes a destacar en el proceso de organización para la profesionalización de nuestro campo. En la misma línea, sobre el final de año la filial de Abogadxs Culturales de Córdoba nos trajo una interesante noticia. A través de sus gestiones el Colegio de Abogados de Córdoba creó una Sala de Derechos Culturales. Cuando en otro artículo me referí a la importancia de que como gestores y gestoras culturales nos imaginemos en diversos ámbitos, incluso formando a nuestros abogades en Derechos Culturales, me olvide de considerar el inmenso trabajo que realizan les abogades culturales para ayudar al trabajo intersectorial. La sala, a cargo de la abogada cultural Mercedes Chapman, tiene como objetivo la formación y asistencia a los abogados en temas culturales y supone un gran avance para el trabajo intersectorial con el mundo del derecho.
Desde los procesos ya instituidos queremos señalar en particular el crecimiento y la consolidación del Instituto Nacional de la Música (INAMU) en la defensa de los derechos de les artistas, como lo demuestra el juicio iniciado por ese organismo a la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF), reclamando por la falta de transparencia en sus pagos y rendiciones de cuentas por las ventas del catálogo de la discográfica Music Hall, que fue recuperado y es gestionado por esa institución. El hecho es de gran importancia para artistas y productoras discográficas independientes, ya que sienta un precedente de defensa desde una estructura que puede hacerle frente a las majors que conducen la cámara.
De los procesos instituyentes nos parece muy importante destacar la sanción de la ley 27535, que garantiza el derecho a recibir educación sobre el folklore, el pasado mes de noviembre y la realización Asamblea Federal de la Danza en ese mismo mes en el Centro Cultural de la Cooperación. El caso de la ley de enseãnza del folklore es una norma muy esperada por les artistas, aunque resta ver cómo será reglamentada para su efectivo cumplimiento y los alcances que tendrá en la formación de públicos para nuestra música popular de raíz argentina, de todas formas es una ley importante que permite pensar la intersectorialidad de la cultura con el Consejo Federal de Educación. En el caso de la Asamblea Federal de Danza, su realización significa una muestra de la vitalidad del movimiento de esa disciplina, que por 5ta vez estará presentado un proyecto para la sanción de una ley de fomento a la danza a escala nacional.
Ya el año pasado hacíamos referencia a la importancia y crecimiento de la organización de la cultura comunitaria en nuestro país, hecho que en 2019 se vio potenciado por la realización del IV Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria en el mes de mayo. Con el lema “Territorios para el Buen Vivir” el Movimiento Nacional de Cultura Viva Comunitaria el encuentro tuvo una peculiar forma de organización en una caravana que recorrió 1200 km, comenzando en Mendoza y finalizando en Buenos Aires, pasando por Córdoba y Entre Ríos. La actividad reunió a más de 600 congresales de 17 países de latinoamérica y trabajo sesionando en círculos de la palabra que retomaron las discusiones iniciadas en el III Congreso Latinoamericano de CVC que fue realizado en 2017 en Quito, Ecuador. La propuesta argentina incluyó también la realización de un festival de cultura comunitaria en el Estadio de Chacarita Juniors, en San Martín y un conversatorio con autoridades de los gobiernos nacionales que integran el programa IberCultura Viva, además de la representación del proyecto de ley, que fuera construído por el colectivo Pueblo Hace Cultura en 2010, ante el presidente de la comisión de cultura de la Cámara de Diputados, Daniel Filmus, aunque según pudo chequear RGC, el proyecto aún no fue ingresado para su tratamiento legislativo.
Desde el ámbito institucional también hubieron dos hechos importantes para destacar en este tema. El primer de ellos tiene que ver con la consolidación de las políticas de base comunitaria (PCBC) en la municipalidad de Córdoba. Tal como mencionamos anteriormente, la ahora extinta Secretaría de Cultura de Córdoba obtuvo en 2019 importantes logros en el plano normativo, especialmente con la aprobación de las ordenanzas de cogestión del Teatro “La Piojera”, donde se define que la municipalidad debe co gestionar el espacio junto a 22 organizaciones culturales comunitarias del barrio, modelando un inédito modelo de participación en las políticas culturales de nuestro país. A esto también se suma la ordenanza de Cultura Viva Comunitaria, que además de garantizar la institucionalidad de las PCBC, garantiza que el 10% del presupuesto de la Secretaría se debe destinar al desarrollo de de la cultura de la ciudad de Córdoba. Por otro lado, nuevamente tenemos que destacar el trabajo de la productora-escuela cultural comunitaria Culebrón Timbal porque el Fondo Nacional de las Artes reconoció sus aportes en la línea de Arte y Transformación Social con la entrega de un premio a la trayectoria en la figura del maestro Eduardo Balán. Desde RGC acompañamos los saludos, y sus 20 de vigencia, del Manifiesto del Arte Territorial con el que culebrón nos empezará a provocar en el comienzo de nuestra militancia.
#GestiónCulturalEnArgentina
Sin querer queriendo realizaremos un poco de autobombo, les pido sepan disculpar el desliz, pero para nuestro sello este año ha resultado un boom de publicaciones, y vemos que este proceso se ha verificado también en otros espacios dedicados a la Gestión Cultural en la región.
A los 8 títulos publicados por RGC se suman las publicaciones ¿Gestión Cultural O Política Cultural? de Rolando Goldman (CICCUS); Las Artes frente a la Exclusión de Karen Avenburg, Alina Cibea y Verónica Talellis (Ed) (UNDAV); Indicadores Culturales 2017-2018 de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (EDUNTREF); y Enlaces Compartidos: activando conversaciones sobre públicos, audiencias, comunidades culturales, de Juan Urraco y Bruno Maccari (Ed) (La Cultural), de la que no ponemos link porque nos parece una vergüenza la cantidad de información que solicita la web oficial para poder acceder a la publicación de la ex Secretaría de Cultura, hecho que seguramente deberán revisar las nuevas autoridades de la Dirección Nacional de Formación Cultural. En el ámbito latinoamericano podemos celebrar la aparición de al menos 4 nuevas publicaciones este año, tal como lo refleja el Observatorio Latinoamericano de Gestión Cultural, que recomendamos visitar periódicamente.
Por otro lado, las universidades nacionales se han convertido en un activo sector para la construcción de información cultural, produciendo una gran cantidad informes, como el ya mencionado del Observatorio Universitario de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y al que se suman el informe sobre Cultura Independiente de la Ciudad de Buenos Aires, realizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (IIAC-UNTREF); el 2° Informe CUICA: Situación de las Industrias Culturales Argentinas en el Período 2015-2019 (CUICA-UNDAV) y Contornos del NO, Revista de Industrias Culturales, editada por la Universidad Nacional de José C. Paz. Lo que demuestra de la prolífica actividad de investigación en nuestro sector.
Sin dudas, esta explosión de publicaciones o investigaciones, tiene mucho que ver con la consolidación de la formación universitaria en el sector. Este año el ámbito universitario se ha fortalecido con la creación de nuevas carreras en todo nuestro país: la Universidad Nacional de Jujuy ha lanzado una Diplomatura en Gestión Cultural; la Universidad Nacional de Rosario una Licenciatura y Tecnicatura en Gestión Cultural; la Universidad Nacional de las Artes una Diplomatura en Mediación Cultural; la Universidad Nacional de Quilmes un Diploma de Posgrado en Gestión de Proyectos Culturales; y la Universidad de San Andrés una Maestría en Gestión de la Cultura.
Para cerrar, y yendo ahora sí al autobombo hecho y derecho, nos parece importante señalar como un hito la publicación del libro colectivo Gestión Cultural en la Argentina. Si bien el libro surgió a partir de una serie de reuniones sobre gestión cultural realizadas desde mediados de 2017 y durante 2018. Su publicación este año surge como un primer ejercicio colectivo realizado a partir de la generosidad de sus integrantes, personas dedicadas a la formación e investigación de gestión cultural desde diferentes provincias del país, lo que amplía sustancialmente el mapeo de sobre los procesos de acreditación de conocimiento, investigación y profesionalización de la gestión cultural y las políticas culturales en nuestro país.
#AméricaArde
Para finalizar nuestro listado de hechos culturales del 2019 hemos decidido incluir sucesos de nuestra patria grande. El proyecto neoliberal crujió fuerte en nuestro continente y a la segunda mitad del año se ha visto convulsionada por movimientos y protestas populares a los largo de toda nuestra cordillera, pero también por un golpe de Estado en Bolivia, por el que debió exiliarse su presidente Evo Morales.
El primer grito de Abya yala se escuchó desde el cinturón del mundo cuando las mayorías indígenas ecuatorianas se movilizaron en contra del paquete de ajustes impuesto por el gobierno de Lenin Moreno. La movilización fue reprimida violentamente por el gobierno, provocando muertes y un sin número de detenciones, provocando un estado de inseguridad por el cual la Red Latinoamericana de Gestión Cultural decidió suspender la realización del III Congreso Latinoamericano de Gestión Cultural. Pero el grito fue generando ecos, y reverberó fuerte en Chile, donde ya van más de 60 días de protestas, o en Colombia, donde se han producido masivas movilizaciones en contra del proyecto neoliberal. En ambos casos la represión estatal ha sido feroz y la resistencia popular admirable.
En este contexto celebramos el anuncio del gobierno de México en el marco del Foro Mundial de Ministrxs de Cultura organizado por la UNESCO, para la realización de una nueva cumbre Mundial de la Cultura en 2022, a 40 años de la Mondiacult México de 1982. Para la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay,
“La cultura tiene un papel fundamental que desempeñar para hacer frente a los retos de nuestro siglo. Ante las divisiones mundiales y la parálisis de algunas plataformas institucionales, constituye un lenguaje común que rompe barreras”
Es importante, especialmente para quienes queremos desarrollar una gestión cultural crítica, que aprovechemos esta instancia de reunión para iniciar un proceso que nos permita sumar fuerzas en la disputa por el modelo cultural que queremos construir. Un modelo cultural que debe ser necesariamente diverso e incluyente, y que debe cuestionar severamente el modelo de desarrollo instituido por el proyecto neoliberal, porque tal vez no se trate de ver qué aportes puede hacer la cultura al desarrollo, sino justamente de poder de discutir ese modelo de desarrollo desde una perspectiva de diversidad cultural.
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