Patrimonios culturales en la pospandemia

La pandemia marcó la historia reciente de la humanidad en cada rincón del mundo y puso en el centro de la escena la palabra encierro. A partir de la prohibición de la circulación, cobraron relevancia los procesos comunicativos mediados por tecnologías de la información, que intentaron ser un puente de sonidos, imágenes y conversaciones entre personas desde la privacidad de los hogares. 

El encierro puso en juego dos conceptos opuestos como la desterritorialización, entendida como desplazamiento, y el de reterritorialización como proceso de transformación. Ambos conceptos en este espacio, son tomados como términos para el análisis de acciones que surgen a partir de la imposibilidad de movimiento.

La desterritorialización en el contexto pandémico operó en dos sentidos: por un lado, salir de los lugares compartidos como las calles, las plazas, y los espacios de socialización, y por el otro, como desplazamiento de las formas tradicionales de comunicación ligadas a la proximidad. La reterritorialización no implica aquí acomodarse en otros sitios sino un reencuentro con los lugares, un re-descubrimiento de lo propio a partir de otros canales para la interacción.

Desde la semiótica, la cultura es considerada como una red de signos, un acto de intercambio que supone la presencia de un otro constantemente y en ese sentido, su valor social radica en su capacidad como mecanismo de comunicación. La cultura desde una mirada más amplia, es una dimensión y expresión de la vida humana mediante símbolos y artefactos que circulan en un tiempo y espacio determinados configurando prácticas a través de la acumulación de saberes. Esas prácticas actúan como legados (patrimonios) para las generaciones futuras y transmiten modos de estar en el mundo desde un entramado que actúa como punto de partida y que provee ciertas seguridades para la acción. 

La llegada de la pandemia por COVID 19, produjo una ruptura con esas formas tradicionales de estar en el mundo, y luego del pánico inicial, empujó a una reflexión colectiva acerca de las bases seguras para el hacer y los medios para la transmisión cultural. 

Los trabajos seleccionados, con la coordinación de María Cecilia Báez, dan cuenta de la variedad de rumbos y estrategias diseñadas para seguir circulando saberes, construir nuevos relatos y proponer otros modos de comunicar los legados, pero también dejan entrever los conflictos emanados de la asimetría en la disposición de recursos que requieren la introducción de cambios en diferentes niveles.

Autores que participan: María Cecilia Báez, Emiliano Fuentes Firmani, Milagros Ortiz, Luis Esteban Tissera, Liliana Beatriz Arraya, Vanesa Sierra, Florencia Crucci, Patricio Santos Ortega, María Inés Maglio, Fernando Brovelli, Pedro Delheye, Luciana Sudar Klappenbach, Paula Baró, Clara Miravalle, Marcela Padvalskis, Emiliano Rimoldi, Pablo Leibson, Claudio Gamero y Emiliano Gallaga