Hacia la profesionalización de la gestión cultural
Era necesario. Imprescindible. Entre el jueves 3 y el sábado 5 de noviembre de 2022 se llevó a cabo el Congreso Argentino de Gestión Cultural organizado por La Red Argentina de Gestión Cultural con colaboración fundamental de muchos actores sociales y diversas instituciones, pero que contó como mayores aportantes al Ministerio de Cultura de Nación y a la Universidad Nacional de Avellaneda, la cual no solo facilitó sus instalaciones edilicias y técnicas, sino que acercó su mayor aporte a través del capital humano e intelectual de estudiantes de las Licenciaturas en Gestión Cultural, Periodismo y Turismo para desempeñarse en un sinfín de tareas de logística, producción y difusión.
Junto a un grupo de compañeros y compañeras de la Licenciatura en Gestión Cultural estuvimos comprometidos prácticamente desde que se presentó en sociedad el Congreso en las instalaciones del Centro Cultural Kirchner el 1° de Julio del corriente año, y seguiremos estándolo hasta que finalicen todas las actividades que restan hacer post encuentro, como ser las relatorías de los grupos de conversación, las certificaciones de asistencia, la difusión del material final, etc. Todas las labores asignadas al grupo de estudiantes estuvieron orientadas en colaborar tanto con la Producción como con la Comunicación del mismo, aportando cientos de horas, ideas y hasta equipamiento y mobiliario. Poner en acción y en valor este entrecruzamiento que se dio como en mi caso y el de muchos y muchas compañeras, a través de lo aprendido en el trajín diario de producir eventos culturales de todo tipo durante años con los conocimientos obtenidos en la Universidad, fue, es y será muchas veces “el ponerle nombre a las acciones” que uno ya hacía, y poder redimensionarlas y perfeccionarlas. Es fundamental el aprendizaje universitario para la utilización de conceptos, ideas y metodologías para enfrentar problemas y aportar soluciones.
En lo personal, con 46 años de vida y casi 30 dedicándome al arte y la cultura, contando con una formación en gestión absolutamente autodidacta, la misma se vio claramente enriquecida a través de estos casi 5 años en los que estoy cursando y casi finalizando la Licenciatura. Como muchos compañeros y compañeras que están en la misma situación, sumados a quienes tienen menos experiencia en territorio, pero que han aportado mucho desde el conocimiento académico, se ha gestado un grupo tan heterogéneo como necesario, donde primó la muy buena predisposición laboral y un formato casi horizontal de trabajo y toma de decisiones.
Vuelvo a repetir lo siguiente: era necesario que se lleve a cabo este Congreso. Fue un punto de partida extraordinario para visibilizar un campo que aún se encuentra en vías de desarrollo. La necesidad imperiosa de aumentar y potenciar la profesionalización de la gestión cultural, nos permitirá comenzar a ocupar lugares de decisión en materia de políticas culturales tanto en organismos de Nación como en provincias y municipios por un lado, y en empresas, fundaciones e instituciones de cualquier índole, por otro.
La gestión cultural debe atravesar a todos y cada uno de los campos sociopolíticos, culturales y artísticos, debe ser el puente, el nexo que traccione las necesidades de los pueblos en sus diferentes contextos urbanos con los organismos, fundamentalmente estatales. Dichas actividades no deben quedar solamente en planes y programas, sino que puedan transformarse en herramientas necesarias e inamovibles para las sociedades, y que no sufran cambios taxativos según el color político que se encuentre comandando los destinos del país. Es menester mantenerlas en el tiempo para que tengan una incidencia directa en la promoción y construcción de sus diversidades culturales e identitarias.
La mirada de gestores y gestoras culturales con experiencia en el campo laboral a la que se le suman a dicho expertise las bases, saberes y conocimientos aportados por las Universidades, será determinante para lograr una concreción de políticas públicas culturales y la obtención de recursos de todo tipo para lograr una Justicia Cultural que equipare las realidades de cada uno de los y las ciudadanas del vasto territorio argentino.
Volviendo nuevamente al Congreso, puedo decir que la experiencia fue más que positiva, más allá de todos los obstáculos e inconvenientes que suelen suscitarse dentro de la organización de tamaña actividad. En primer lugar no es sencillo lograr una unidad de criterios con tantas voces e intereses provenientes de distintos sectores y que muchas veces cuenta con miradas diametralmente opuestas. Para las y los estudiantes este evento ha sido un seminario práctico que nos aportó un sinfín de experiencias relacionadas a una organización tan grande y compleja: desde reservar pasajes aéreos y terrestres para expositores y panelistas hasta programar streamings y transmisiones en vivo, desde armar las sillas y necesidades técnicas de los espacios hasta ser presentadoras, coordinadores de grupos, asistentes y técnicos. Se puede decir entonces, que estos 3 días donde hemos puesto el cuerpo durante más de 35 horas nos potencian a seguir generando espacios de construcción colectiva.
Durante los 3 días mencionados del Congreso no se han visto “las costuras” que cada uno y cada una de quienes participamos tuvimos que hacer para que todo termine saliendo como salió. ¿Hubo errores? Muchos, ¿Hubo cosas que se podían haber mejorado desde el principio? Sin duda, pero más allá de eso, desde la mirada de los y las alumnas de UNDAV, todo el proceso logró cubrir con creces nuestras propias expectativas y las de quienes idearon y cranearon el Congreso (La Red), hombres y mujeres que cuentan con una vasta experiencia en diversos campos de la gestión cultural.
Párrafo aparte para la participación de Úrsula Rucker, Directora de la Carrera de Gestión Cultural en la Universidad de Avellaneda y participante activa de la Red Argentina de Gestión Cultural. Con pocos meses al frente de la misma Licenciatura, supo amalgamar un grupo tan heterogéneo de alumnos y alumnas, dejándonos aportar ideas (muchas de ellas que terminaron siendo fundamentales) y haciéndonos partícipes de reuniones tanto como autoridades de la Universidad como del Ministerio de Cultura.
El formato atípico y disruptivo que tuvo el Congreso, donde se abandonó la estructura tradicional de presentación de ponencias, y se encaró a través de Grupos de Conversación con diversas temáticas y enfoques que se llevaron a cabo en espacios de diálogo horizontal, lograron aportar y promover el intercambio de distintas visiones y experiencias de los gestores culturales de todo el país. Cómo crítica, puedo aportar que la gran mayoría de quienes participaron de los grupos de conversación no habían leído con anticipación los trabajos propuestos cómo disparadores de cada una de las temáticas, hecho que no impidió, de todos modos, los ricos aportes de cada participante.
El sábado 5 de noviembre concluyó entonces el primero de los Congresos de Gestión Cultural organizado por todo este equipo diverso y multisectorial, y todo lo que ocurrió en él hace prever que fue el férreo comienzo de una seguidilla de Congresos, Festivales y actividades culturales y artísticas que vendrán en un futuro inmediato.
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