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La siembra y la cosecha

por

Todo me demuestra que al final de cuentas
Termino cada día, empiezo cada día
Creyendo en mañana, fracaso hoy.


Ricardo Soulé, Vox Dei

Durante mi vida hice muchos trabajos diferentes. Aprendí y ejercí distintas profesiones y oficios. Algunos duraron muy poco y otros, después de más de tres décadas, me siguen convocando día a día. Me llevan, me hacen “seguir la huella” junto a otras y otros que comparten conmigo esa atracción. Ese llamado que no podemos dejar de atender, aunque sepamos que nos va a llevar a enfrentar dificultades y problemas que preferiríamos -al menos yo preferiría- evitar. Llevado por esa ¿vocación? en marzo de 2018 decidí participar de la todavía incipiente Red Argentina de Gestión Cultural, un poco por curiosidad y otro poco para intentar, una vez más, superar varios fracasos anteriores en el intento de construir un espacio que reuniera a les gestores culturales de nuestro país. Aunque no tenía muchas expectativas por el resultado, también decidí sumarme porque quería compartir tiempo y espacio con colegas queridos y admirados. En pocas reuniones nos pusimos de acuerdo en que queríamos hacer cosas concretas y, no sé cómo o de quién fue la idea, decidimos comenzar por hacer un libro colectivo. El empuje y la determinación de Emiliano Fuentes Firmani y de Pepe Tasat nos impulsó a escribir, y se hizo realidad “Gestión cultural en Argentina” que publicó RGC en 2019 conteniendo los artículos de treinta y siete colegas. El libro fue muy bien recibido, y nos confirmó que estábamos en condiciones de ir por más.

No recuerdo exactamente cómo surgió entonces en la Red la idea de hacer un congreso, pero me gusta pensar que fui uno de sus primeros impulsores. En marzo de 2021 presenté en nuestra reunión periódica el documento “Hacia un Congreso Nacional de Gestión Cultural Profesional” y la idea empezó a tomar forma. Se creó una Comisión Organizadora, y se convocó a integrar los distintos grupos de trabajo que necesitábamos para conseguir el objetivo buscado. Me propuse y fui aceptado como coordinador general del futuro Congreso, ya con mayúscula, y a partir de ese momento empezó para mí una nueva etapa de mayor responsabilidad y compromiso con la Red. Desde su primera reunión, en la Comisión Organizadora trabajamos para que el Congreso fuera resultado de una construcción colectiva en la cual participaran la mayor cantidad posible de colegas, de forma que la convocatoria alcanzara a todas las provincias de la Argentina. Nos propusimos hacer un Congreso federal, inclusivo y plural. Un Congreso que diera cuenta del lugar en que está nuestra gestión cultural actualmente, y que también nos mostrara caminos a recorrer en el futuro.

Poco a poco la Comisión Organizadora se fue consolidando. Algunes se sumaron y otres, por distintas razones, no pudieron continuar. Se conformó, finalmente, una “mesa chica” que enfrentó y superó muchos obstáculos a fuerza de voluntad y trabajo. Algunos de los obstáculos fueron creados por la propia dinámica del proyecto, y otros se originaron, fundamentalmente, por la falta de institucionalidad de la Red y porque nos lanzamos a la aventura de hacer un Congreso sin tener, realmente, ningún recurso.  Ni siquiera teníamos sede, solamente el mandato de la Red para que el Congreso se hiciera fuera de la ciudad de Buenos Aires. Todo lo que se fue consiguiendo luego se obtuvo a partir del esfuerzo personal de quienes se fueron involucrando en el proyecto, y de las gestiones que la Comisión Organizadora llevó adelante. En ese proceso destaco dos momentos que, a mi juicio, definieron cómo sería el futuro Congreso: la elección de la sede y la asociación con el Ministerio de Cultura de la Nación. Primero intentamos hacer el Congreso en la provincia de Córdoba. Aunque dedicamos varios meses a gestionar esa posibilidad, no logramos concretarla. Entonces, Nico Sticotti y Rodolfo Hamawi ofrecieron realizar gestiones ante la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), y tan efectivas fueron sus gestiones que el 18 de noviembre de 2021, tuvimos la nota oficial de aceptación firmada por su Rector Jorge Calzoni. Finalmente, ¡Teníamos sede!

A partir de ese momento, concentramos nuestros esfuerzos en sumar apoyos institucionales, y en conseguir los recursos necesarios para financiar el Congreso. Tanto la Red como la Comisión Organizadora consideramos que el Ministerio de Cultura de la Nación debía jugar un rol central en el evento, y así se lo expusimos personalmente al Secretario de Gestión Cultural, Federico Prieto, que coincidió en casi todo con nuestra propuesta, pero condicionó el apoyo del Ministerio a que la inscripción al Congreso fuera gratuita (previamente la Comisión Organizadora había discutido el tema y había resuelto cobrar un pequeño monto para facilitar el financiamiento y, además, porque pensábamos que el hecho de que la inscripción fuera paga le añadía valor al evento). En aquel momento, para poder hacer el Congreso en las fechas y condiciones que habíamos planificado, no teníamos otra opción que aceptar, y lo hicimos a cambio de que el Ministerio tomara a su cargo los gastos de pasaje para algunos expositores y asistentes, parte del costo del equipamiento técnico, la cartelería, y el servicio de comida según un presupuesto que negociamos. El Ministerio nos dio mucho, y a la vez, como era quizá esperable, nos condicionó.

El 1º de julio de 2022 a mediodía hicimos la presentación oficial del Congreso en el salón de la cúpula del Centro Cultural Kirchner, con la presencia del Ministro de Cultura de la Nación Tristán Bauer, y del Secretario de Gestión Cultural Federico Prieto. También intervinieron por videoconferencia referentes de las tres jornadas preparatorias -o precongresos- que habíamos planificado para motivar la participación de les colegas. Con la excelente coordinación de Federico Escribal, las jornadas preparatorias se hicieron en General Roca, Villa María, el llamado Norte grande (Catamarca, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán) y, luego de la presentación, la última se realizó en la ciudad de Buenos Aires. Quiero destacar que las conclusiones de todas las jornadas fueron incorporadas como material de debate en los distintos grupos de conversación. Durante la presentación todos los expositores coincidieron -coincidimos- en lo importante que iba a ser el Congreso para el futuro de la gestión cultural en Argentina, y esa confirmación, para mí, fue un espaldarazo decisivo. Y estoy convencido que mis compañeros de la Comisión Organizadora sintieron lo mismo: la obligación de hacer el mejor Congreso posible.

A propuesta de Maky País Andrade decidimos que las y los inscriptos al Congreso iban a poder participar de dos maneras: asistiendo a charlas y paneles temáticos y, también, a través de espacios de encuentro y debate a los que decidimos llamar “Grupos de conversación”. Ella y Romina Bianchini gestionaron la integración, el formato y las actividades de los Grupos de conversación. Nuestro equipo de diseño y comunicación -que llevó adelante una tarea notable con muy pocos recursos- comenzó a difundir el Congreso mediante circulares en las redes sociales, y armó una página para concentrar la información a la que se puede, incluso, acceder actualmente. También envió las invitaciones para inscribirse y para presentar ponencias, escritas o audiovisuales, con el objetivo de alimentar los 9 grupos de conversación que decidimos abrir. Al mismo tiempo, invitamos a los miembros de la Red a sugerir panelistas y, en base a sus aportes y a los de la Comisión Organizadora, Emiliano Fuentes Firmani armó la agenda definitiva del Congreso. Finalmente, se puso en marcha un equipo de producción integrado por alumnes, docentes y egresades de la licenciatura en gestión cultural de la UNDAV, bajo la conducción de Úrsula Rucker. Quienes asistieron al Congreso pueden atestiguar la excelente calidad y el comportamiento profesional con que hicieron su trabajo. 

Gracias a todos esos aportes, a la generosidad de la UNDAV -una institución extraordinaria y fundamental como lo son todas las universidades del conurbano-, y también a los de otras personas e instituciones que colaboraron con nosotros de distintas maneras (la H. Cámara de diputados de la Nación, el Instituto de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, la Asociación de Trabajadores del Estado, la Editorial RGC) en la mañana del 3 de noviembre de 2022 comenzó el Congreso con un diálogo entre María de los Ángeles “la Chiqui” González y Javier Grosman, moderado por Lli Vallarini que estuvo estupenda. A partir de sus experiencias como gestores culturales, ambos nos hablaron de los valores que sostuvieron (y que los sostuvieron) a través del tiempo, hasta llevarlos a convertirse en referentes de nuestra profesión. La dedicación, la pasión y la entrega con que nos contaron sus respectivos recorridos nos conmovió a todes y dejó, como inicio del Congreso, la vara muy alta. Durante los siguientes dos días y medio, que fue lo que duró el Congreso, estuve recorriendo y participando en distintos paneles, en los grupos de conversación, en las presentaciones de libros, en la feria editorial, y en el reconocimiento a Adolfo Colombres por su impresionante trayectoria, que sirvió de guía a varias generaciones de gestores culturales. En todos y cada uno de esos espacios sentí física y emocionalmente el interés y la satisfacción de les participantes por la experiencia que estaban viviendo, y yo recuperé, nuevamente, la hermosa sensación de participar de una experiencia colectiva como profesional de la gestión cultural. Algo de eso pude expresar en mi intervención del sábado 5 durante el cierre del Congreso, y hubiera querido ampliarlo más en la reunión de la Red que estaba previsto realizar inmediatamente después, pero que, lamentablemente, no se pudo concretar.  

Aunque el Congreso terminó, me parece que, como Red, sería muy valioso que pudiéramos seguir trabajando sobre las conclusiones a las que llegaron los Grupos de conversación y, a partir de ellas, armar un estado de la situación actual de la gestión cultural en Argentina. También me gustaría hacer una evaluación conjunta sobre el propio Congreso y su organización. Algunos colegas ya han comenzado a avanzar algunos comentarios en las redes sociales, y espero que se sigan sumando otros que nos sirvan para crecer como profesionales y, por qué no, para ir preparando una futura edición del Congreso. Para terminar estos breves comentarios, quiero reiterar mis felicitaciones a todas las personas que trabajaron para que el Congreso Argentino de Gestión Cultural se convirtiera en una realidad, y también agradecer a mis compañeros de la Comisión Organizadora por todo su apoyo, comprensión y paciencia. Como gestor cultural estoy orgulloso por haber participado en este Congreso.

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