Derechos culturales en la Ciudad de Buenos Aires

El sábado 1 de junio se desarrolló la Jornada sobre Derechos Culturales en la Ciudad de Buenos Aires, preparatoria del Congreso Federal de Cultura y Comunicación organizado por la CGT, la CTA autónoma, la CTA de los trabajadores y el Frente Cultural Federal.

La jornada contó con la participación de personas dedicadas a la investigación junto con representantes y referentes de diversos sectores culturales independientes y comunitarios vinculados a la mediación, producción y gestión cultural, particularmente aquellos que impulsan procesos o trabajan con problemáticas de base cultural y convivencial en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires y su conurbano.

Al comienzo, se realizaron 8 exposiciones sobre temas vinculados a los derechos culturales en torno a las infancias, las migraciones, el derecho a la ciudad, el derecho a la universidad, la producción cultural y la igualdad y diversidad de género, la crisis ambiental, la cultura villera y la cultura independiente como bien común. Expusieron Melina Goldstein (UNDAV); Rubens Bayardo (UNSAM); Juan Pablo Cervera Novo, Gabriel Lewin y Jorge Blanco (Filo – UBA); junto a Yefry Mosquera Solís y Yuvinka Sejas (Casa Migrante), Támara Noga (La Poderosa); Gabriela González Mendoza, Malena Pastellini y Anshi Mora (TyPEO y Todo libro es Político); y Melina Seldes con Catalina Lescano (Multisectorial de Cultura Independiente).

En la segunda parte se retomaron algunas de las ideas expuestas y se abrió a la participación de las personas presentes ampliando el repertorio abordado hacia el vínculo de los derechos culturales y el trabajo cultural; el buen vivir y el cuestionamiento al desarrollo ligado a la ampliación del consumo; los derechos culturales desde un enfoque de trabajo en red, colaborativo y cooperativo; la necesidad de mejorar los procesos de formación e investigación y la construcción de indicadores vinculados a procesos; los derechos culturales en la cultura digital; y la interdependencia de los derechos humanos con los derechos culturales.

La actividad fue organizada por RGC y la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA a través del Centro Cultural Universitario Paco Urondo y del Centro de Investigación y Acción para el Desarrollo Comunitario, fue realizada en Barracas, en la Sede Estación Buenos Aires de Filo, y contó con la adhesión de la Licenciatura en Cultura y Lenguajes Artísticos (UNGS), la Licenciatura en Gestión Cultural (UNDAV), el Departamento de Folklore (UNA), la Asociación Civil el Hormiguero; la Asociación Civil Ronda Cultural y la Fundación Urbe.

A continuación compartimos una síntesis de la jornada, junto con algunos de los documentos que fueron presentados en la jornada, como insumos para los debates del Congreso Federal de Cultura y Comunicación que se realizará en la ciudad de La Plata el 9 y 10 agosto de este año.

Los Derechos Culturales en la Ciudad de Buenos Aires

Los derechos culturales suelen ser tomados como derechos de minorías, es más apropiado tomarlos como derechos de todos: cada quien, incluso cuando integre mayorías, hace parte de alguna minoría permanente o circunstancial, por cuestiones raciales, lingüísticas, étnicas, de edad, de género, de salud, de creencias, de preferencias. Uno de sus capítulos fundamentales es el derecho a la ciudad, el derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad.
La cultura independiente es un bien común de la ciudad. Desde la diversidad de sus propuestas, dinamiza en los territorios la conversación de nuestros deseos y necesidades, promoviendo el derecho a la ciudad y el desarrollo comunitario capilarmente en todos los barrios y territorios.
Garantizar los derechos culturales para las infancias implica forjar proyectos de corte universalista partiendo del reconocimiento del derecho a las niñeces de participar y ser oídas en esos proyectos.
Las migraciones tensionan las relaciones sociales y ponen a prueba la cohesión social en los territorios y las comunidades, por eso los derechos culturales deben estructurarse en el reconocimiento de la diversidad y en la promoción del diálogo intercultural.
En las villas, la cultura como muchas otras actividades salvan vidas, literalmente, no románticamente. En cada murga hay un pibe que se rescata de la droga, en cada guía explorador hay un adolescente que lleva un grupo de niñes y les garantiza el derecho al juego, en cada taller hay un grupo de mujeres adultas que se juntan a tejer. Cultura hay, faltan recursos, falta que nos den el espacio que nos corresponde, falta que lo valoren y que nos den acceso a los alimentos, a la salud como base, para que podamos seguir con nuestra cultura villera que se apaga porque nos quitan hasta la comida, los medicamentos y el tiempo.
En sentido territorial, la universidad es un actor más dentro de una trama de espacios culturales de base comunitaria que intentan sostener el acceso a la cultura como un derecho, desde la concepción de la Educación Superior como bien público social, como derecho humano y universal, y como deber del Estado por su rol estratégico en los procesos de desarrollo sustentable de los países de la región.
La crisis climática tiene una doble relación con los derechos culturales. Por un lado, afecta esos derechos al poner en riesgo modos de vida, patrimonios y paisajes culturales, amenazados ante los cambios climáticos generados por la sociedad capitalista. Por otro lado, el ejercicio de los derechos culturales es una de las vías para poder comprender la crisis actual y para participar activamente, desde la diversidad cultural, en la construcción futura de mundos más justos.
Las luchas del movimiento feminista y la conquista de derechos fundamentales para las mujeres y diversidades requieren de un esfuerzo mayor de entendimiento en los espacios que habitamos para poder erradicar la desigualdad. Los derechos culturales deben incorporar la perspectiva de género para que sean verdaderamente efectivos.
Los derechos culturales deben contemplar los derechos sociales y económicos de las y los trabajadores de las culturas. Es necesario un marco normativo que reconozca la actividad económica desde nuestras dinámicas laborales, incluyendo un régimen previsional y de seguridad social que nos ampare.
El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debe trabajar para cumplir con los derechos culturales garantizados en la Constitución de la Ciudad. Es necesario ampliar, transparentar y mejorar la participación social en las políticas culturales de la ciudad. No es posible una democracia cultural sin la plena participación de los y las trabajadoras de las culturas.