Políticas digitales y cultura digital: desafíos y oportunidades en el escenario brasileño
La cultura, en su esencia, moldea nuestras sociedades y refleja nuestra condición humana. En el siglo XXI, la creciente digitalización de todos los aspectos de la vida plantea nuevos desafíos y abre oportunidades sin precedentes para el ámbito cultural. Las herramientas y plataformas digitales se entrelazan cada vez más con las formas en que producimos, distribuimos y consumimos arte y conocimiento, lo que impacta en los derechos fundamentales y los modelos de negocio. Este artículo propone un análisis del panorama de las políticas digitales en Brasil y sus implicaciones para la cultura. Exploraremos tres ejes centrales que dominan el debate actual: el Marco de Derechos Civiles para Internet y las discusiones sobre la responsabilidad de las plataformas; la Inteligencia Artificial y sus efectos sobre los derechos de autor, la desinformación y las big techs; y la urgencia de una Infraestructura Digital Pública con recursos e identidad digitales. Nuestro objetivo es generar ideas para una reflexión profunda sobre cómo podemos construir un futuro digital más equitativo y soberano para la cultura.
Marco de derechos civiles en Internet, libertad de expresión y rendición de cuentas de las plataformas
El Marco Brasileño de Derechos Civiles en Internet (Ley n.º 12.965/2014) es sin duda uno de los pilares de la gobernanza digital brasileña, ya que fortalece principios como la neutralidad de la red, la privacidad y la libertad de expresión. Sin embargo, el reciente debate sobre la constitucionalidad del Artículo 19 ha planteado cuestiones cruciales. Esta disposición pretendía garantizar la libertad de expresión eximiendo a las plataformas de responsabilidad por el contenido de terceros, delegando en el Poder Judicial la facultad de decidir sobre la eliminación de material considerado perjudicial.
Este modelo funcionó eficazmente hasta la aparición y expansión de las redes sociales, que, impulsadas por algoritmos de promoción de contenido, se convirtieron en amplias plataformas para la difusión de estrategias de comunicación digital. Sin embargo, esta misma dinámica acabó facilitando la promoción de contenido delictivo, desinformación y violaciones de derechos fundamentales. El debate sobre el artículo 19 busca, esencialmente, delimitar el alcance de la responsabilidad de las plataformas por la difusión de dicho contenido, que, en muchos casos, alcanza una audiencia masiva, lo que entra en conflicto con sus propios modelos de negocio.
Para el ámbito cultural, las consecuencias son ambivalentes. Por un lado, un entorno comunicativo más equilibrado puede favorecer el alcance de las narrativas culturales en línea. Por otro lado, existe el riesgo de que las redes sociales asuman un poder excesivo para seleccionar y juzgar el contenido publicado. Casos como la eliminación por Facebook de una fotografía publicada en 2016 por la Secretaría de Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura, que mostraba a una persona indígena con el pecho descubierto, por desnudez, podrían volverse más frecuentes, limitando la libertad artística y la representación cultural.
Es imperativo que Brasil desarrolle una legislación clara que defina la responsabilidad de las plataformas, estableciendo límites que aseguren tanto la libertad de expresión como la equidad en el derecho a la comunicación en el entorno digital.
Inteligencia artificial: modelos de negocio, derechos de autor y desinformación
El avance de la Inteligencia Artificial (IA) plantea cuestiones complejas, especialmente en lo que respecta a la remuneración de los autores de las obras utilizadas para entrenar modelos de IA. Además, surgen desafíos en cuanto a la autoría y los derechos de las nuevas obras creadas mediante IA, en un contexto en el que la producción de fotos, música y vídeos con IA generativa se ha vuelto barata y de una calidad razonable. El proyecto de Ley 2338/23, actualmente en debate en la Cámara de Diputados, aborda este tema, y artistas y asociaciones profesionales obtuvieron recientemente la aprobación de una audiencia pública para debatir el impacto de la IA en el sector cultural.
Este debate no es trivial, ya que implica redefinir los conceptos establecidos de producción y remuneración cultural. También abarca debates sobre derechos culturales, soberanía de datos y justicia de datos, considerando que la información de entrada a estas grandes bases de datos, utilizada para entrenar modelos de IA, suele estar sesgada y puede reproducir desigualdades históricas. Por lo tanto, la regulación en este ámbito debe basarse en tres pilares esenciales: transparencia de las fuentes de datos y entrenamiento de modelos (explicabilidad de los modelos); trazabilidad de los datos utilizados; y autonomía humana para la parametrización de estos modelos.
Infraestructura pública digital y recursos públicos digitales
La intensa digitalización de todas las esferas de la vida y la consiguiente plataformatización de nuestra existencia y formas de expresión por parte de grandes empresas privadas del “Norte global” hacen crucial que la cultura se apropie de los recursos digitales. La cultura digital es un campo de debate fundamental para todo el sector. En Brasil, entre 2003 y 2016 logramos avances significativos en este ámbito, tanto en lo conceptual como a nivel práctico. Sin embargo, con la reanudación de las políticas culturales en Brasil, se ha producido un tímido avance en este debate, tanto por parte del Estado como de la sociedad civil.
Es fundamental que nos sumemos a la lucha política por los recursos e infraestructura digitales para establecer los medios para la emancipación y la soberanía de nuestros quehaceres culturales. Esto se traduce, concretamente, en la disponibilidad de máquinas y recursos informáticos que el campo cultural pueda apropiarse libremente. Además del equipamiento, es fundamental considerar protocolos para compartir nuestro disfrute cultural a través de medios digitales.
Imaginemos a artistas y creadores culturales difundiendo sus obras y recibiendo una remuneración justa sin depender de grandes plataformas de distribución, como los servicios de streaming. Técnicamente, es posible establecer modelos más colaborativos para el consumo de bienes culturales digitales. Sin embargo, el modelo cerrado actual —una «fórmula» desarrollada por la industria para la remuneración— convierte la adhesión a estos modelos en una decisión político-económica.
Al considerar formas de innovación política en este ámbito, el Estado puede actuar como impulsor de un ecosistema digital que distribuya recursos que los actores de este ecosistema puedan organizar y reorganizar de diversas maneras, priorizando la autonomía y la igualdad de acceso. Esto fortalecería la libertad creativa, uniendo las formas tradicionales y modernas de expresión cultural.
Nuevas políticas digitales y laboratorios de innovación
El colectivo Soylocoporti ejemplifica cómo el espíritu juvenil de experimentación y el deseo de construir la integración latinoamericana pueden generar iniciativas culturales que trascienden las fronteras económicas y políticas. Sus acciones, que utilizan el arte mediático, las estrategias digitales y las formulaciones en el ámbito de las políticas culturales y la cultura digital, demuestran el potencial de la cultura como vector de articulación y movilización.
Soylocoporti es uno de los organizadores del Laboratorio de Cultura Digital (LabCD), una iniciativa coordinada por la Universidad de Brasilia, la Universidad Federal de Paraná y el Ministerio de Cultura para trabajar en los siguientes frentes:
- Alfabetización Digital para la Ciudadanía Cultural: El objetivo es promover la apropiación de las herramientas digitales mediante la reflexión crítica sobre sus usos, revelando las consecuencias tecnopolíticas de su desarrollo y aplicación. A medio plazo, una masa crítica de agentes culturales que adopten las nuevas tecnologías digitales facilitará la gobernanza del uso de estas herramientas e influirá en el desarrollo de estándares y directrices digitales.
- El Laboratorio de Cultura Digital (LabCD) trabaja en la intersección de la educación popular y el lenguaje sencillo para empoderar a los agentes culturales y democratizar el acceso a las políticas digitales. Mediante metodologías replicables inspiradas en la educación popular, LabCD empodera a comunidades y grupos para comprender e influir en las políticas culturales en el entorno digital. Esto se logra mediante la creación de contenido en lenguaje sencillo que desmitifica el universo digital, haciendo que los procesos de desarrollo y acceso a recursos y políticas sean más accesibles y comprensibles para todos, consolidando el lenguaje sencillo como una herramienta esencial para la alfabetización digital y la participación ciudadana.
- Soberanía Digital: Para ampliar sus esfuerzos en la promoción de la soberanía digital, el Laboratorio de Cultura Digital (LabCD) ha establecido una alianza estratégica con el Centro de Computación Científica y Software Libre (C3SL). Esta colaboración busca fortalecer la autonomía y el control sobre los recursos digitales, esenciales para que los agentes y comunidades culturales desarrollen y gestionen sus propias infraestructuras y herramientas. Juntos, LabCD y C3SL buscan crear alternativas abiertas y accesibles a las grandes plataformas, impulsando la construcción de bienes comunes digitales y garantizando el florecimiento de la cultura digital en un entorno de libertad y equidad.
Al igual que el Laboratorio de Cultura Digital, otros laboratorios de innovación están surgiendo como espacios cruciales. El Laboratorio de Innovación Ciudadana, el Laboratorio Nómada y muchos otros tienen el potencial de ampliar el debate sobre cómo las políticas digitales afectan a las políticas culturales y a la cultura en general.
La experiencia Soylocoporti nos invita a soñar con una Latinoamérica más unida por la cultura, y un laboratorio de cultura digital ofrece un medio práctico para hacer realidad esta visión, empoderando a artistas, educando a las comunidades y facilitando el acceso a las oportunidades digitales. Creemos que es crucial concebir la Inteligencia Artificial basada en el pensamiento colectivo y crítico, donde el conocimiento se construye colaborativamente, en contraposición a la lógica individualista y «bancaria» de la IA, y en una interpretación actualizada del pensamiento de Paulo Freire. Las iniciativas de la sociedad civil en este campo deben priorizar las visiones colectivas y comunes, en contraposición a la individualización y el egoísmo que apunta la tendencia dominante, encarnada por las grandes empresas de Tecnología de la Información.
*El presente artículo fue elaborado en base a su exposición en el Laboratorio Nómada del 5 de julio en la Universidad Federal de Río de Janeiro y publicado originalmente en https://konopacki.com.br/2025/07/politicas-digitais-e-cultura-digital-desafios-e-oportunidades-no-cenario-brasileiro/
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