Escenarios donde suena el futuro
«¿Podremos acaso las mujeres argentinas hacer otra cosa que no sea consolidar esta histórica conquista? «
Eva Perón
En todo el país existen actualmente numerosas organizaciones cuyas identidades se constituyen desde lo gremial y la perspectiva de género. Sus representaciones expresan novedades respecto a las tradicionales organizaciones de trabajadores en forma de asociaciones, cooperativas, grupos, colectivas. Trabajan en red y se vinculan con organizaciones de otros países, además articulan con sindicatos, organizaciones partidarias, instituciones, organismos estatales.
En esta nota se identifican las formas de trabajo de la producción del sonido en la industria musical y algunas experiencias de nuevos emergentes sociales que se organizan para contrarrestar dimensiones de la precarización y obstáculos en sus trayectos laborales que persisten desde lógicas de reproducción del capitalismo y el patriarcado, como una respuesta contra el neoliberalismo.
Los procesos de expansión y acumulación del capital, se expresan en la imposición de modalidades precarizadas en el mundo del trabajo. Si bien hay un proceso de avance de dichas modalidades, también existe la convivencia con el paradigma clásico de trabajo donde la fuerza laboral está organizada en torno a la figura del trabajador asalariado, cuyas características se pueden identificar en la imagen de varón cis, blanco, heterosexual, registrado y abarcado en convenios colectivos: el clásico macho proveedor unido al paradigma de pleno empleo. Pero ¿qué pasa con otras formas de trabajo y la fuerza laboral que se inscribe desde identidades no binarias, las mujeres, las travas, las tortas? Partimos de una historicidad de la significación social del trabajo diferente en un mundo convulsionado.
Durante los años 90 en Latinoamérica la mujer que hasta entonces solo participaba en el ámbito del trabajo de cuidados, se incorpora masivamente al mercado laboral remunerado. Por entonces, a nivel mundial iniciaba el proceso de globalización, donde se descentraliza la producción y aumenta la flexibilización en las relaciones laborales. En el mundo del trabajo, éste proceso favoreció a complejizar las modalidades de subcontratación existentes contribuyendo a lo que se conoce como deslaborización1 de las relaciones del trabajo, ubicando a les trabajadores como prestadores individuales de servicios a terceros.
El trabajo en las plataformas de productos o mejor dicho el salvaje Oeste
La circulación de productos musicales en las plataformas es percibida por trabajadores de la industria musical como una instancia necesaria debido a que representa el acceso a una difusión masiva de audiencia, pero al mismo tiempo tiene otro costado que tiene que ver con el escaso margen de ganancia que el modelo económico de las plataformas de productos le confiere a la fuerza laboral de la música. Frente a la pregunta sobre la desigualdad en la distribución de la renta, les trabajadores parecieran no percibir esta situación entre sus prioridades, ya que la distancia con su realidad inmediata en el mercado laboral del sonido en vivo o de la grabación en estudios, ámbitos de donde provienen sus principales ingresos, es históricamente vulnerada. El trabajo de les sonidistas se sitúa como forma de trabajo paradigmática que se aleja del modelo clásico, no como excepción sino que convive con la norma.
Repasando en qué consiste la jornada laboral de les trabajadores del sonido se puede distinguir diferentes ámbitos por donde transitan a la vez. Por un lado está el ámbito del sonido en vivo (bares, boliches, predios, estadios) y por otro el ámbito del sonido grabado que se desarrolla en diferentes industrias culturales como la radio, la industria audiovisual y la industria musical. A su vez, la grabación de sonido en la producción discográfica se realiza en diferentes contextos: se puede identificar el trabajo de les sonidistas en estudios de grabación de empresas privadas, y también el trabajo que realizan en pequeños estudios de grabación alquilados o propios, en algunos casos montados dentro de su propia casa. La diferencia entre los ámbitos del sonido en vivo o grabado en lo que respecta al trabajo se distingue por contar o no con convenios colectivos: mientras que en el caso del vivo les trabajadores cuentan con representación sindical, estatuto y protección social, el ámbito de la producción de sonido en estudios de grabación privados no posee una regulación específica y se rige por un acuerdo de carácter comercial.
Organización del trabajo en la producción capitalista contemporánea
La organización de la producción en la industria musical se establece en ediciones discontinuas de productos únicos (por ejemplo un single, un EP, un disco) que a su vez, representan bienes de experiencia: se necesita escucharlos primero antes de valorarlos.
En ese marco, se considera que las relaciones laborales se desprenden de ese proceso de producción discontinuo, donde los ingresos de les trabajadores dependen de las unidades que produzcan, es decir que trabajan a destajo. De este modo se establece el predominio de flexibilizaciones no pactadas, sino impuestas a les trabajadores desde la unilateralidad gerencial.
En relación a esto, es importante no perder de vista que los conglomerados empresariales de la industria musical funcionan como grandes fijadoras de precios mediante la adquisición de los derechos de grabación y derivados de la Propiedad Intelectual de la obra. Constituyen así un mercado oligopólico cuyo modelo económico se basa en un esquema de descentralización de las actividades productivas en distintas explotaciones y sociedades. Contratan a estudios de grabación locales para la realización de servicios productivos externos que intervienen en la manufactura y aportan valor al producto final. Ese esquema en el mundo del trabajo le permite a las empresas globales transferir su responsabilidad con la fuerza laboral, donde los estudios locales de grabación contratan sonidistas como prestadores individuales de servicios. La deslaboralización sitúa la relación laboral por relación comercial y contrata a les trabajadores como si fueran empresas unipersonales.
Si bien los conglomerados de la música no determinan el salario de les trabajadores, sus ingresos son condicionados por la organización del trabajo: cobran por hora según lo que dure la sesión de grabación. Esa vulnerabilidad promueve una mayor asimetría en las relaciones de poder entre capital y trabajo, disminuyendo la capacidad de proyección y autonomía de la vida de les trabajadores.
Frente a la inestabilidad laboral que afrontan en períodos de baja demanda de trabajo, en muchos casos les sonidistas se incorporan a otros trabajos temporarios en relación de dependencia ó bajo la forma de auto-empleo generando emprendimientos o dando clases particulares. Compensan el trabajo inestable con otro trabajo inestable. Mientras que en períodos de mayor demanda de trabajo, la gerencia intensifica la explotación de la fuerza laboral mediante la extensión de jornadas de manera prolongada y constante, en lugar de incorporar a una mayor cantidad de trabajadores.
También se identifica otra dimensión de la vulnerabilidad en el mundo del trabajo de cara a la necesidad de licencias, particularmente por maternidad. En este contexto de vulnerabilidad muchas sonidistas postergan su maternidad para poder consolidar su carrera laboral primero, debido a que en muchos casos se ven obligadas a salir del sistema económico para ser madres y luego del inicio de esta etapa vital, tener que aceptar trabajos peor pagos para llevar adelante de manera simultánea sus carreras laborales y el trabajo reproductivo y de cuidados. La maternidad es un ciclo indispensable para la reproducción social, pese a esto la organización del cuidado y el trabajo reproductivo queda en manos de la trabajadora de manera individual. Por tales razones, desde la economía feminista se analiza esta vulneración laboral como una penalización a la maternidad donde se vincula la lógica patriarcal con la reproducción del capital. Frente a esto, se identifican algunas experiencias que dialogan entre la agremiación y el feminismo para contrarrestar algunas dimensiones de la precarización laboral y de los fenómenos que representan obstáculos en las trayectorias laborales de les trabajadores.
La perspectiva de organizaciones no tradicionales
El primer elemento a destacar es el proceso de identificación como sujetos laborales que promueven algunas organizaciones e iniciativas como la campaña nacional por la Ley de cupo femenino en los escenarios que actualmente se está tratando en Uruguay. Por otro lado, cabe resaltar la emergencia desde el año 2017 para acá de organizaciones como la Red de Mujeres en el Sonido que cuenta con integrantes de 11 provincias Argentinas y países como Uruguay, Colombia, Chile, Ecuador, Honduras, Costa Rica y Perú. También existen numerosas experiencias como la Cooperativa Sonora de la provincia de Mendoza, el Colectivo de Mujeres Músicas de Rosario, el Movimiento de Mujeres Músicas de Santiago del Estero, la Asociación Sonar de la provincia de Córdoba, Mujeres por el Arte de Tucumán y la Asociación Cuchá de La Plata todas presididas por mujeres. Tienen en común la promoción de una construcción política en favor de los intereses mayoritarios y como antídoto a esa imagen despolitizante (pero peligrosamente política) que convoca la figura del artista, cuyo valor se expresa desde lo individual, como si se tratase de alguien que nació con un talento especial casi sobrehumano, digno de admiración, más no así de derechos laborales.
Una experiencia política muy interesante se da desde trabajadoras del sonido constituidas de manera cooperativa que organizan socialmente el cuidado de sus hijes destinando un porcentaje de sus ingresos para el pago por el trabajo de cuidado. De este modo consiguen continuar participando del mercado laboral. Ésta y otras organizaciones además generan espacios de formación y actualización profesional mediante actividades como talleres, seminarios, clínicas, charlas, encuentros, foros, asambleas y reuniones.
Preocupadas por la inserción laboral de otras mujeres y disidencias en un ámbito masculinizado, promueven la difusión de ofertas laborales y la creación de espacios de trabajo a favor de la erradicación de la violencia machista en festivales, recitales y conciertos, inclusive la creación de estudios y sellos musicales que se identifican desde los feminismos.
Emergen así novedosas formas, sororas y contradictorias, con sus tensiones y contra una cultura sedimentada sobre la exclusión desde los inicios de la industria. Éstas representaciones asumen el mercado laboral de la industria musical como un campo en disputa por sus derechos políticos y económicos. Los desafíos contemporáneos del mundo del trabajo, requieren de la formulación de diagnósticos más amplios sobre la realidad, más allá de las teorías estructuralistas, debido a que no solo las condiciones de explotación, alienación y control sobre el proceso productivo alcanzan para tener una perspectiva más integral y cercana a la particularidad de éstos fenómenos. Incluir las dimensiones de acción, proceso, práctica social, género en las relaciones entre Estado-empresas-sociedad civil y sus distintas formas de organización, atendiendo las demandas de formas no tradicionales como así también los factores que las definen como sujetos, representan un termómetro de cara a los desafíos políticos, económicos y culturales del presente y el futuro del trabajo.
1 Lorena Poblete: Deslaborización y trabajo independiente dependiente en la administración pública nacional (1995-2007). Papeles de Trabajo, Año 7, N° 12, 2º semestre de 2013, pp. 102-121.
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