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Los sucesos más relevantes del 2022 de la Gestión Cultural en Argentina

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Querides amigues de RGC,

Llegamos a diciembre con la felicidad popular de ser campeones del mundo otra vez, y con el espíritu rejuvenecido de esa enorme comunión que nos da la alegría del festejo. En ese contexto nos toca hacer balances de lo que dejó el año 2022. Por eso preparamos una nota especial con lo que se ha destacado en la agenda de las políticas culturales y la gestión cultural de la Argentina.

Para nuestro proyecto político cultural éste ha sido un año de mucha actividad, en el que hemos logrado la consolidación del proyecto institucional y  una mayor articulación intersectorial a partir de la conformación de la Asociación Civil por los Derechos Culturales, lo que nos está permitiendo escalar el proyecto a otro nível. Desde esta nueva posibilidad hemos intervenido con mayor fuerza y recursos en la organización del Congreso Argentino de Gestión Cultural, cuya realización sin dudas ha sido el hecho más relevante para nuestro campo este año en Argentina. 

Desde el punto de vista editorial, hemos publicado 8 nuevos libros. A comienzos de año, publicamos un libro fuera de colección pero urgente: “Dolores, Experiencias, Salidas. Un reporte de las juventudes durante la pandemia”, organizado por Pablo Semán y Fernando Navarro. El segundo semestre vino más internacional, comenzando con un nuevo libro de nuestra colección de artes escénicas, SEA, “Tres Festivales Escénicos en Lima. De 1998 a 2022” escrito por la periodista y gestora cultural peruana, Carina Moreno Baca. También hemos publicado nuevos títulos en nuestra colección Praxis, el primero de ellos es “Revisión a la gestión cultural latinoamericana”, un libro de conversaciones entre Roberto Guerra Veas y José Luis Mariscal Orozco, dos referentes de la gestión cultural latinoamericana oriundos de Chile y México que se han propuesto dialogar sobre los principales temas de gestión cultural desde una perspectiva situada.  Este libro en particular es una primera alianza que hemos realizado con la Escuela de Gestores y Animadores Culturales, de Chile y Traza.Mx, de México, y que esperamos que sea la primera de muchas más. También hemos realizado una alianza con el programa IberCultura Viva y con el Instituto Casa Común de Brasil, a partir de la cuál hemos traducido al español y publicado en acceso abierto el libro de Célio Turino “Por todos los caminos. Puntos de Cultura en América Latina” que fue lanzado acompañando los trabajos del V Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria realizado en Perú.

Pensando en profundizar nuestra política de accesibilidad y con el objetivo de contribuir a la circulación del conocimiento este año también hemos creado una nueva colección llamada Cuadernos de investigación en gestión cultural que es publicada únicamente en formato digital. El primer volumen de esta nueva propuesta es “Estado de situación del Tango en la Argentina 2020. Aspectos sociolaborales, profesionales y organizacionales”, una investigación desarrollada por Matías Zarlenga, Hernán Morel y Agustina Coloma en articulación con la Asamblea Federal de Trabajadores y Trabajadoras del Tango. El segundo libro es “Teatro comunitario en tiempos de COVID-19”, una investigación realizada por Clarisa Fernández, Camila Mercado y Lola Proaño Gómez. Pero sin dudas el salto más grande que hemos dado este año tiene que ver con el desarrollo de proyectos de publicación de autores fuera del ámbito latinoamericano (en realidad ya lo teníamos a Guillermo Heras, pero Guille tiene ciudadanía latina honoraria) sin que esto sea contradictorio con los valores que nos animan. Por este motivo hemos seleccionado algunos libros que creemos centrales para la discusión de la gestión y las políticas culturales en nuestra región y que no tenían traducción al español para publicarlos. El primero de ellos es una traducción del libro “Introducción a la gestión cultural internacional”, publicado por la profesora Raphaela Henze en 2016 en alemán. El segundo de ellos es un libro central para entender el modelo de políticas culturales francés impulsado por André Malraux a partir de 1959: “La invención de la política cultural” de Phillipe Urfalino, publicado originalmente en francés en 1995.  

Otra noticia importante es que hemos avanzado en el plan de digitalización y ya contamos con las dos terceras partes de nuestro catálogo digital, y una proporción similar de títulos publicados en acceso abierto, lo que nos permite estar presentes en las principales tiendas digitales de todo el mundo.

También nuestra Revista Gestión Cultural ha sumado 24 nuevos artículos y tres nuevos especiales. A comienzos de año se publicó el dossier especial sobre Industrias Culturales, territorios y convergencia digital, que contó con la coordinación de nuestro editor jefe Nicolás Sticotti y Julio Villarino, quienes invitaron a 22 referentes a reflexionar sobre los desafíos sectoriales en la post pandemia e incluyó una entrevista a Toby Miller. El segundo especial fue coordinado por quien escribe estas líneas sobre los aportes de La gestión cultural latinoamericana a la Mondiacult 2022 y busco ser un aporte a las discusiones intergubernamentales sobre las políticas culturales impulsadas por la Unesco en México, en lo que debería ser el principal hecho de la gestión cultural mundial, pero que lamentablemente para muchas personas haya pasado desapercibido. La revista cuenta con artículos de 16 autores de 12 países y una entrevista a Pablo Raphael Lamadrid, responsable de la organización del encuentro por el gobierno de México.

Ya realizado el resumen de nuestro año, y antes de pasar a comentar los hechos más relevantes, queremos hacer mención a la prematura partida del querido Pablo Montiel, figura imprescindible para la conformación del campo de la gestión cultural en Argentina, y un querido, generoso y genial colega a quien no pudimos homenajear adecuadamente con un libro, y que nos hubiera encantado publicar como autor de nuestro catálogo. Desde RGC enviamos nuestro abrazo fraterno a su familia y seres queridos, y lo recordamos compartiendo un encuentro en lo que fue la génesis de lo que luego sería la Red Argentina de Gestión Cultural. 

Pero para no dejar pasar la oportunidad de hacer nuestra revisión, ahora pasaremos a comentar los 5 hechos más relevantes de la gestión cultural en nuestro país en 2022.

1. Congreso Argentino de Gestión Cultural

Sin dudas el primer ítem de nuestra lista lo ocupa el Congreso Argentino de Gestión Cultural (CAGC) que se realizó en Avellaneda el 3, 4 y 5 de  noviembre. El evento fue impulsado por la Red Argentina de Gestión Cultural y contó con el apoyo de la Universidad Nacional de Avellaneda y el auspicio del Ministerio de Cultura de la Nación, del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, de la Asociación de Trabajadores del Estado y de nuestra editorial. Además adhirieron al mismo el Consejo Federal de Cultura y el Consejo Interuniversitario Nacional y además contó con una declaración de interés emitida por la Cámara de Diputados de la Nación.

No me detendré en realizar un racconto de esos tres días donde más de 900 personas de todo el país se dieron cita para construir e intercambiar colaborativamente conocimientos, experiencias, deseos y sentipensares en torno a la gestión cultural. Recomiendo especialmente la lectura de las crónicas hemos estado publicando en RGC con colaboraciones desde distintos puntos de nuestro país. A mi me gustaron mucho la de Julia Logiodice y la de Pablo Mendes Calado, pero todas están buenísimas. Inclusive podrán encontrar detalles de la vivencia de la producción en palabras de Nicolás Cesare, un gestor cultura profesional y estudiante avanzado la licenciatura de la UNDAV, o de la matriz innovadora y feminista para la construcción de los grupos de conversación que nos cuentan Marcela País Andrade y Romina Bianchini. Y también podrán encontrar un relato de Paola Audisio, sobre la importancia de las jornadas preparatorias, en este caso para apuntalar el interesante proceso de organización del Norte Grande en la cultura. En total fueron 5 jornadas preparatorias que se realizaron en todo el país. O sea, sobre todo lo bueno del Congreso ya tenemos muchas líneas escritas y publicadas, y seguramente otras más que nos llegarán y que gustosos compartiremos.  

Por eso, lo que sí me gustaría abordar es el análisis sobre algunas cuestiones que sería necesario revisar en función de poder aprovechar mejor toda la potencia que este encuentro nos regaló. 

a. Las ausencias 

El congreso fue un éxito, con participación desde todos los puntos del país a partir del compromiso militante de las y los gestores, pero también del apoyo público, ya sea a partir de la confluencia del Encuentro Federal de Cultura Pública, como también de las gestiones locales de algunos gobiernos que apoyaron la participación. 

Pero sin embargo hubo algunas ausencias notorias para destacar. En primer lugar, y a pesar de ser un congreso organizado en la provincia de Buenos Aires, la participación del Instituto Cultural fue meramente testimonial, a pesar de haber sido invitado a participar desde el diseño mismo del evento. Una pena y una oportunidad perdida para una gestión que hasta ahora no ha convocado al sector al diálogo, y mucho menos ha implementado alguna política para su fomento o promoción. Hubiera sido provechoso para sus autoridades conocer en un espacio “neutro” algunas de las dificultades que tenemos los gestores y gestoras culturales bonaerense para poder ejercer nuestra profesión, y tal vez, de ese conocimiento surgieran algunas propuestas para la construcción de políticas culturales bonaerenses superadoras. En segundo lugar, representación institucional de las carreras de formación en gestión cultural de la mayoría de las universidades nacionales, con excepción de la UNDAV, por supuesto. Hubo una participación nutrida, pero ninguna de las carreras hizo algún esfuerzo para participar institucionalmente, o fomentar la participación de profesores y estudiantes -cuando no la desalentaron abierta y desembozadamente-, y eso es un hecho insoslayable y sobre el que se deberá trabajar para poder superar cualquier tipo de internismo que atente contra la profesionalización.  

b. El dilema del secretario y sus dos congresos

Una de las cosas que más llamó la atención de las personas participantes del CAGC fue la realización en paralelo del Encuentro Federal de Cultura Pública (EFCP) organizado por la Secretaría de Gestión Cultural a través de la Dirección Nacional de Formación Cultural. El comentario más común era para cuestionar que a falta de encuentros producidos en el año el Ministerio decidiera hacer su encuentro el mismo día que el congreso. Otras personas, aunque sensiblemente en menor cantidad, inquirían sobre sí la superposición respondía a algún criterio más “político” para atentar contra el congreso. A todas ellas mi respuesta fue que el Congreso contaba con el decidido apoyo de la Secretaría de Gestión Cultural de la Nación. Y digo decidido porque me consta la voluntad y el compromiso puesto por el secretario en persona para lograr que el Ministerio apoyará el evento, pero además, para que el congreso saliera bien. Parte de ese compromiso fue solicitar que el EFCP fuera convergente con el CAGC, para aprovechar las 150 becas de movilidad que entregarían. Lo que sucedió luego ya fue explicado magistralmente por Pablo Mendes Calado en su libro “Políticas culturales: Rumbo o deriva”: los vientos de altura son condicionados por los movimientos de subsuelo (debo confesarles que el título original era “Brújula o veleta” pero a nuestro editor en jefe le pareció un exceso). En su libro, Mendes Calado sostiene que el resultado de la gestión de las políticas culturales nunca responde a una sola voluntad, sino que es “el resultado de un proceso en el que tienen su parte categorías como los intereses sectoriales, la negociación, la burocracia o los recursos, pero también las limitaciones, los imponderables, la pereza o el azar tienen su cuota de responsabilidad”. Un poco, la explicación de la superposición tiene que ver con esto y por eso la humorada con el subtítulo de este apartado, que bien daría para modelar un taller de formación en políticas culturales. En ese taller, las y los participantes deberían considerar especialmente las asimetrías en el diálogo entre una red de la sociedad civil y el gobierno, algo que en este caso no estoy tan seguro que se haya considerado.   

 c. Red Argentina de Gestión Cultural

El CAGC fue organizado por la Red Argentina de Gestión Cultural, con el trabajo comprometido de varias decenas de personas que llevaron adelante las jornadas preparatorias, el diseño metodológico y la coordinación de los grupos de conversación, y la producción misma del congreso, con un destaque especial para las y los estudiantes y docentes de la Licenciatura en Gestión Cultural de la UNDAV. Sin embargo, la asamblea de la Red prevista para ser realizada luego del cierre del congreso tuvo que ser levantada. No profundizaré aquí sobre el levantamiento de la asamblea, solo quiero mencionarlo para dar cuenta de los problemas de participación que estamos teniendo. De algún modo, todavía no hemos asumido plenamente la responsabilidad para ser protagonistas, con todo lo que eso implica, en la construcción de este espacio de articulación. En un texto anterior, publicado en el libro “Gestión Cultural en la Argentina” -que de alguna manera fue el punto de partida de la Red- llamaba a trabajar para transformar la cultura política de la gestión cultural, invitando a reflexionar sobre nuestras prácticas, para poder transformar un escenario en el que hasta ahora no nos hemos permitido participar plenamente. Si la gestión cultural es un espacio de disputa, debemos ser cada vez más protagonistas de los sentidos y prácticas que disputamos. Es necesario que participemos, nos formemos y, especialmente, que pongamos el cuerpo en forma sensible. Con sensibilidad para con nuestro territorio, para con nuestro sector y para con las personas con las que trabajamos.Sí bien, como dice Viviana Rebolloso desde San Rafael, logramos hacer que el CAGC fuera posible y exitoso, es fundamental que atendamos a estas cuestiones. Necesitamos poner el cuerpo en forma sensible, y entender que a veces debemos resignar nuestras individualidades en función del colectivo para poder lograr avances en la profesionalización de la gestión cultural. Creo que el CAGC nos dio una pista de por donde va, resta poner nuestra parte para que la Red lo pueda aprovechar.

2. Renovación de las asignaciones específicas para la cultura

Para el segundo punto de la lista decidimos tomar las métricas de nuestro sitio web, y ahí descubrimos que la nota más leída del año fue “La caducidad del financiamiento de las industrias culturales en Argentina” del querido Pablo Rovito, que se publicó como adelanto del especial de la Revista Gestión Cultural sobre Industrias Culturales. La verdad es que el resultado no me generó mucha sorpresa, ya que haber logrado la renovación de las asignaciones específicas tuvo que ver con la intensa militancia del sector cultural en general que consiguió colocar el tema al tope de la agenda. La victoria final debe mucho a la organización sectorial, pero también a la valentía de legisladores como Pablo Carro, autor del proyecto por la prórroga de 50 años que finalmente se convirtió en ley, que se animaron a intentar vencer la anomia del poder ejecutivo en materia de planificación estratégica para el área. Me refiero a anomia porque fue llamativo el tardío apoyo que recibió el proyecto por parte del Ministerio de Cultura de la Nación. Sino observen como la edición del Mercado de Industrias Culturales de Argentina (MICA), realizada en mayo, no consideró ninguna mesa o actividad para reflexionar sobre el tema en su programación. Muy diferente de lo sucedido en la programación del EFCP, donde -ya con la ley aprobada- se organizó una mesa para pensar el futuro del financiamiento a la cultura en la que participaron legisladoras nacionales y autoridades de los diferentes institutos de fomento existentes.

Foto de https://www.estacionsur.ar/

En lo personal, estoy feliz de haber conquistado la prórroga por 50 años, pero a la vez estoy muy preocupado. Garantizar la continuidad del modelo actual de financiamiento sin atender a las necesarias inclusiones y modificaciones que permitan mejorar los sistemas de acceso, fomento y recursos para garantizar los derechos culturales de TODES,  demuestra un muy bajo nivel de imaginación política. Además, profundiza un modelo de gestión a partir de institutos que es insostenible, costoso y burocratizante, tal como lo explica Rubens Bayardo en su artículo “De los planes nacionales a los institutos sectoriales” que publicamos a fines de 2021 en el especial de la Revista Gestión Cultural por los 15 años del Congreso Argentino de Cultura. Sino piensen en un modelo que tenga un instituto para cada rama del arte y la cultura (danza, circo, artesanías, libro, artes visuales, artes gráficas, artes electrónicas, cultura viva comunitaria y un largo etcétera posible…)

Quiero detenerme un segundo en este tema porque me parece central para pensar los aportes que podemos hacer desde la gestión cultural a las políticas culturales. En 3 años de administración, el poder ejecutivo no ha envíado la congreso ni un solo proyecto de ley sobre temas culturales. Ni uno. Y tampoco ha participado de los pocos debates que han podido insinuarse en el Congreso, a partir de algunos proyectos interesantes que tramitan en la comisión de cultura de la Cámara de Diputados, como el proyectos de ley de mecenazgo o fomento de las artes del circo, de la diputada María Rosa Martinez; de armonización tributaria para la música, del diputado Lisandro Bormioli (al que también se le sumó uno posterior del diputado Hernán Lombardi sobre el mismo tema, quién además acaba de presentar uno propio de mecenazgo); o los de regulación de las economías de plataforma de base cultural como Netflix, Amazon y otras, que incluyen regulaciones impositivas y de comercialización, producción y cuotas pantallas. Estos últimos proyectos fueron presentados recientemente por la diputada Florencia Lampreabe, junto con otres diputades del Frente de Todos y curiosamente no tuvieron giro a la comisión de cultura, ni tampoco ninguna expresión por parte del Ministerio de Cultura. Lo más preocupante de este silencio gubernamental es ver que luego las discusiones sobre la temática son auspiciadas (y esperemos que no pautadas) por estas mismas empresas sobre las que es necesario avanzar en la regulación. Como muestra les invito a revisar la programación de la Conferencia Mundial de Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible de la Unesco (Mondiacult) en donde las dos únicas actividades programadas por la sociedad civil fueron organizadas por las fundaciones de Coca Cola y Netflix, y en la organizada por esta última, denominada “Del guión a la pantalla: Cómo los marcos políticos pueden apoyar el crecimiento de talento diverso y emergente” es en la que participó la máxima autoridad en la materia dentro del Ministerio de Cultura de la Nación. O sea, Netflix organiza los espacios para discutir los marcos que regularán su actuación…

3. Encuentro Federal de Cultura Pública.

Como tercer punto de nuestra lista tenemos al ya mencionado EFCP que se realizó en el Centro Cultural Kirchner el mismo día de inicio del CACG, y que probablemente haya sido el evento más etiquetado y comunicado por las dependencias de cultura locales de todo el país en los últimos tiempos.

Con más de 1000 participantes y al menos 150 becas de movilidad, el encuentro se convirtió en la acción directa más convocante para la gestión cultural este año. Claro que desde un recorte muy particular, la cultura pública. Creo que esta particularidad es uno de los grandes aciertos y celebro mucho que se haya mantenido con el tiempo a pesar de los cambios de gobierno. Sin dudas cada gestión ha incorporado algunas modificaciones, pero la política de articulación territorial con Universidades para la formación en gestión cultural pública es una gran herramienta para contribuir con el desarrollo de la gestión cultural. 

Pero la centralidad que ha tenido el encuentro también muestra el énfasis que se la da a la cultura pública, o en términos más académicos, a la administración cultural por sobre otro tipo de procesos vinculados a la gestión cultural, como a la producción, la mediación o a la perspectiva comunitaria. Por ejemplo, de esta gestión me gusta mucho la estrategia de circulación de saberes y prácticas articuladas con el programa “Territorio de Saberes” y sería interesante que estas estrategias sean visibilizadas con la misma fuerza y recursos para aprovechar la interseccionalidad y la potencia de la articulación público privada desde una perspectiva comunitaria. 

Volviendo al EFCP, el evento tuvo un mérito especial al convocar a una mesa con legisladoras y referentes de los institutos sectoriales para discutir  los “Desafíos del futuro, leyes de fomento a la cultura y organismos descentralizados” y la sola existencia de esa mesa, convocada en el ámbito del Ministerio, amerita la inclusión del EFCP en esta lista. Lo único que tengo que lamentar, es que debido a la superposición con el CAGC me lo perdí (aunque estuve en la pantalla invitando al CAGC) e inexplicablemente el Ministerio de Cultura no ha publicado ni el video, ni un resumen, ni ningún registro de una charla que me han contado estuvo buenísima, muy jugada y con la imaginación política que nos venía faltando. 

4. De la Antártida a la Quiaca. Punto de cultura en la base Esperanza

Casi con el cierre del año nos enteramos de la noticia de la incorporación del primer Punto de Cultura en la Antártida Argentina. Y esto me parece por demás interesante. En primer lugar porque la Argentina es un país bicontinental y no tenemos plena conciencia de eso. Y las acciones culturales contribuyen para modificar esa situación construyendo soberanía cultural. En segundo lugar, porque hasta ahora todas las iniciativas de vincular cultura y antártida habían venido más desde el sector artístico, como el proyecto Sur Polar, que impulsó la UNTREF hace más de 10 años, y otras iniciativas similares. Que ahora el Ministerio haya impulsado y seleccionado un Punto de Cultura permite pensar en un proceso de diálogo intercultural mucho más importante. Dicho sea de paso, la salud del programa Puntos de Cultura es en sí un suceso importante y felicitamos a la gestión actual por su fortalecimiento. Pero también debemos señalar que la falta de institucionalización es un problema que el Ministerio debería afrontar con más seriedad. El programa cumplió 10 años en 2021, pero aún tiene pendiente una ley que lo convierta en política pública, no cuenta con una formalización presupuestaria que le permita contar con los recursos a nombre propio, como lo muestra el presupuesto 2023 donde el programa 14 – Apoyo a organizaciones sociales y colectivos culturales. Puntos de Cultura solo cuenta con 6 millones de pesos, cuando en realidad fuentes del Ministerio nos informan que lo presupuestado asciende para 2023 asciende a 150 millones de pesos, solo que se encuentra en otra partida de actividades centralizadas. La pregunta que surge es ¿Porqué no puede ponerse en la línea presupuestaría correspondiente?

5. Cultura Argentina al Mundo

Este punto es un gran avance para nuestro sector. Por un lado, la creación del programa “Cultura Argentina al Mundo” por parte de la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto democratiza la posibilidad de obtener pasajes aéreos para concretar la participación de artistas y trabajadores de la cultura en instancias de formación y/o de promoción de sus producciones en el exterior. Por el otro, que la primera convocatoria incluya la categoría de gestión cultural es una noticia para celebrar en un año en donde las convocatorias o acciones que nos incluyan no han sido protagonistas, a excepción de la segunda edición del llamado a convocatoria del programa Gestionar Futuro. Pero hasta el Fondo Nacional de las Artes excluyó la categoría de gestión cultural a los premios a la trayectoría que han entregado recientemente.

La convocatoria de cancillería aún está abierta, hasta el 5 de enero, y pueden postular artistas y trabajadores de la cultura mayores de edad y pertenecer a las áreas de artes escénicas, visuales, audiovisuales, letras, música y gestión cultural. Más info acá 

6. Argentina tricampeón y la mayor movilización de la historia argentina

Me tomé el atrevimiento para poner este tema acá porque me parece súper relevante lo que pasó con los festejos del tricampeonato mundial de fútbol de nuestra selección para pensar en tres cuestiones, la primera de ella es la excepcionalidad cultural que nos empuja a celebrar en alegría las conquistas populares con una intensidad única. “Argentina, ¡no lo entenderías!” fue la etiqueta más usada para demostrar las mega masivas movilizaciones de celebración y para el recibimiento de la selección Argentina de Fútbol, que no tienen ningún tipo de explicación lógica y por lo tanto inexplicables para quienes no hayan nacido por estas latitudes.

La segunda es la impresionante necesidad de comunidad que tenemos en el período post pandémico. En 2022 todos los eventos culturales masivos han superado sus récords de público, como la Feria del Libro de Buenos Aires, los 20 River Plate de Coldplay, o los diferentes festivales musicales que se han organizado a lo largo y a lo ancho del país. También en el sector autogestivo se ha verificado la recuperación de las taquillas, permitiendo un breve respiro a la crisis de los años de parate, aunque la inflación sigue siendo un condicionante importante para su plena recuperación. Pero lo cierto es que el momento es una gran oportunidad para trabajar en la inclusión de nuevas audiencias que están dispuestas a participar de propuestas culturales que les permitan encontrarse.

Y la tercera tiene que ver con la fuerte invisibilización que tiene nuestra profesión para el conjunto de la sociedad. Luego de la movilización de entre 4 y 6 millones de personas en el área metropolitana para recibir al seleccionado argentino campeón llovieron comentarios sobre la tendencia que tenemos para opinar sobre temas que desconocemos. Así se empezó a escuchar/leer “ahora son todos organizadores de eventos” con mucha intensidad, pero en ningún caso se pudo leer “ahora son todos gestores culturales”, como sí la organización de los marcos para el fervor popular fuera posible como una mera tarea de la gestión de un evento. Para que se den una idea, el día en que más público hubo en la Avenida 9 de Julio antes del 20 de diciembre de 2022 fue durante los festejos del Bicentenario, en mayo de 2010. Allí hubo 2 millones de personas, y los festejos tuvieron gestoras y gestores culturales que trabajaron con más de 1 año de anterioridad para hacerlos posibles. Lo que sucedió ese día con el pueblo en las calles para recibir a la Scaloneta no tiene ningún antecedente y probablemente no hubiera sido posible organizarlo (y hay que agradecer como se autorreguló y las consecuencias mínimas que tuvo en términos materiales), pero de serlo, deberían haber sido gestoras y gestores culturales las personas responsables del diseño e implementación de esa organización. Pero lamentablemente esto es algo que muy pocas personas sabemos y la sociedad desconoce en su conjunto. Creo que aquí tenemos una señal de por donde avanzar en 2023. Puede ser un lindo ejercicio de laboratorio pensar en qué formas de intervención podría haber tenido la gestión cultural en los festejos de la selección, y porqué no, pensar en un festejo más federal e inclusivo, que estuviera a tono con esta hermosa selección que nos llevó a soñar, a vibrar y a emocionarnos una vez más. Por lo pronto les dejo, por si no lo vieron, el video de la apertura del CAGC en un diálogo entre dos referentes de nuestro campo, Javier Grosman y la Chiqui Gónzalez, que seguramente podrían haber tomado el desafío de gestionar esos festejos.

¡Muchaaachoooooos!, ¡Ahora nos volvimos a ilusionar! gracias, gracias, gracias. 

Feliz 2023 para todas y todes.

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